El Monasterio de las Descalzas Reales
El Monasterio de las Descalzas Reales, también conocido como el monasterio de Nuestra Señora de la Visitación, es un convento de monjas de clausura que fue fundado en el siglo XVI por Juana de Austria, hija de Carlos I y hermana de Felipe II.
El convento de la Descalzas Reales, situado en pleno centro de la capital, proporciona visitas guiadas y es uno de los lugares más visitados del Madrid de los Austrias.
El Monasterio de las Descalzas Reales está incluido en nuestra ruta por el Madrid de los Austrias, siendo una de las paradas imprescindibles del recorrido.
Visitar el Monasterio de las Descalzas Reales es una experiencia que no te puedes perder si estás en Madrid. Este lugar tiene un encanto que deja boquiabierto a cualquiera que pase por allí. Imagínate un edificio impresionante, con más de 10.000 obras de arte y una historia fascinante.
El Monasterio de las Descalzas Reales es un verdadero tesoro del Renacimiento plateresco. Antes era un palacio antiguo que Juana de Austria convirtió en convento.
Todavía se conservan elementos originales del palacio, como la puerta plateresca, el zaguán, la escalera y un patio con columnas de granito. Dentro, además de la iglesia, están las dependencias conventuales y tiene hasta un huerto.
Hoy en día, sigue siendo un lugar de paz y tranquilidad en pleno centro de Madrid.
¿Dónde está el Monasterio de las Descalzas Reales?
El Monasterio de las Descalzas Reales se encuentra en la plaza de las Descalzas s/n.
Historia del Monasterio de las Descalzas Reales
Un Palacio con Historia
La historia del monasterio comienza en un antiguo palacio, nada menos que el lugar donde nació la princesa Juana de Austria. Este palacio pertenecía a Alonso Gutiérrez de Madrid, el tesorero del rey Carlos I, y fue uno de los primeros grandes palacios construidos en Madrid.
Algunos creen que su construcción data del reinado de Juan II, mientras que otros piensan que pudo haber sido durante los tiempos de Alfonso VI, el Conquistador y que incluso se celebraron en él las primeras Cortes del Reino en Madrid en 1339.
En esa época, el Alcázar de Madrid se dedicaba a la defensa de la ciudad, así que cuando los reyes llegaban a Madrid, preferían alojarse en estas casas palaciegas que la nobleza cedía para su comodidad.
En el siglo XVI, este palacio se convirtió en el lugar preferido de Carlos I para hospedarse cuando estaba en la ciudad. Varios de sus hijos nacieron aquí, incluida Juana en 1535.
Juana de Austria: De Princesa a Fundadora del Convento

Juana de Austria tuvo una vida digna de novela. Se casó el 11 de enero de 1552 con Juan Manuel de Portugal, pero su matrimonio duró poco debido a la prematura muerte de su esposo en 1554. Poco después, Juana dio a luz al futuro rey de Portugal, Sebastián I.
Juana regresó a España en mayo de 1554, dejando a su hijo recién nacido al cuidado de su suegra en Portugal. Asumió la regencia de España ese mismo año debido a la abdicación de su padre, Carlos I, hasta 1559, cuando Felipe II regresó a España.
Durante el verano de 1554, influenciada por su primo segundo, el duque de Gandía (futuro San Francisco de Borja), Juana decidió fundar un convento de franciscanas descalzas en Madrid. Para ello, mandó al alarife Diego Sillero transformar el antiguo palacio donde ella había nacido en un convento.
El espacio del monasterio era enorme, con una gran huerta además de la iglesia y las dependencias monacales. En 1558, sin llegar a estar terminada la iglesia, ingresaron en el convento las religiosas de Santa Clara que trajo San Francisco de Borja desde Gandía.
¿Sabías qué…
… la comunidad religiosa de clarisas franciscanas, que habita el monasterio desde 1559, es conocida popularmente como las Descalzas Reales?
Descalzas se debe a que calzan unas sencillas sandalias en cualquier época del año y reales porque muchas de ellas pertenecían a la realeza.
La Inauguración y la Vida en el Monasterio
La primera abadesa del monasterio de las Descalzas Reales fue sor Francisca de Jesús, tía del duque de Gandía que no llegó a habitar el convento de Madrid pues murió en Valladolid antes de finalizar las obras.
El 15 de agosto de 1559, se inauguró el monasterio con una procesión solemne en la que participaron Felipe II y toda la familia real, aunque la iglesia no se terminó hasta 1564.
Se pensaba que la iglesia fue obra de Juan Bautista de Toledo, pero investigaciones recientes indican que el verdadero arquitecto fue Francesco Paciotto, traído a España por Felipe II.
Las gradas del altar, el coro y la sacristía fueron obra de fray Alberto de la Madre de Dios y Juan Gómez de Mora en 1612. Gaspar Becerra, un famoso arquitecto, escultor y pintor, realizó el desaparecido retablo mayor en 1565.
La Huella de Juana y su Legado

En 1573, Juana de Austria murió y fue enterrada en una preciosa capilla de mármol en el monasterio, con una estatua en posición orante, obra de Pompeyo Leoni.
Su hermana, María de Austria, se retiró al convento en 1582 tras la muerte de su esposo y vivió allí junto a su hija Margarita.
El convento no solo fue un lugar de retiro espiritual, sino también un refugio para mujeres de la alta aristocracia, quienes hicieron importantes donaciones. Esto permitió al monasterio acumular un verdadero tesoro en obras de arte.
En 1587, el rey Felipe II envió al renombrado compositor Tomás Luis de Victoria al convento como capellán de su hermana María, y permaneció a su servicio hasta la muerte de la emperatriz. Después, ejerció como organista del monasterio hasta su fallecimiento.
El 22 de abril de 1602, María de Austria organizó una fiesta espectacular en el convento con la intención de convencer a su nieto, el rey Felipe III, de que volviera a trasladar la corte a Madrid.
María falleció el 26 de febrero de 1603 y dejó dicho en su testamento que quería ser enterrada al pie del altar de la Oración del Huerto, en el claustro bajo, con una lápida sencilla y lisa. Sin embargo, trece años más tarde, Felipe III decidió mover su cuerpo a un sepulcro de lujo hecho de mármol y bronce, ubicado en el coro de la iglesia.

A lo largo de los años, el monasterio ha pasado por diversos desafíos.
A mediados del siglo XVIII Diego de Villanueva remodela el interior de la iglesia quedando con el aspecto arquitectónico que se puede ver en la actualidad.
En 1862, un incendio destruyó el magnífico retablo de Gaspar Becerra y varias obras de arte, que fueron reemplazadas por un retablo de San Juan Francisco de Régis al año siguiente.
Durante la Guerra Civil Española, el monasterio fue evacuado, y aunque sufrió daños por las bombas caidas, fue restaurado durante esos mismos años. Las monjas regresaron después de la guerra.
En los años centrales del siglo XX, la construcción de un estacionamiento subterráneo afectó levemente al edificio, lo que llevó a una restauración y consolidación supervisada por el marqués de Lozoya, consejero de Bellas Artes del Patrimonio Nacional.
En su interior, se encuentran los restos mortales de Alfonso de Borbón y Dampierre, duque de Cádiz, su hijo Francisco de Asís de Borbón y Martínez-Bordiú, y su hermano Gonzalo de Borbón y Dampierre.
Un Tesoro Cultural
El Monasterio de las Descalzas Reales ha sido catalogado como Bien de Interés Cultural y fue distinguido como Museo Europeo del Año en 1987.
Entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, estuvo cerrado al público para obras, durante las cuales se renovaron ocho salas, se restauraron 50 obras y se instalaron nuevas piezas y un sistema de iluminación led.
Visita al Monasterio de las Descalzas Reales
Aunque sigue siendo un convento de clausura habitado por monjas franciscanas, desde 1960 se permite el acceso a los visitantes, siempre mediante una visita guiada que muestra sus espacios más valiosos.
El inicio del recorrido: el Claustro
La visita comienza en el Claustro, el corazón del monasterio, un patio rodeado de columnas de mármol y arcos de medio punto donde cada Viernes Santo tiene lugar la Procesión del Santo Entierro.
La Escalera Principal
Desde aquí se accede a la Escalera Principal, considerada la joya del conjunto. Sus muros están cubiertos de frescos y trampantojos de diferentes épocas, destacando la representación de Felipe IV y Mariana de Austria asomados al balcón real. En el techo, una pintura monumental atribuida a Claudio Coello deja sin aliento a quienes la contemplan.
Pequeña Pinacoteca
El recorrido continúa por diversas salas y capillas, auténticas pinacotecas donde se conservan obras de maestros como Zurbarán, Tiziano, Antonio Moro, Sánchez Coello o Luca Giordano.
La Capilla del Milagro
La Capilla del Milagro, diseñada por Francisco Rizi y Dionisio Mantuano, destaca por su estilo ilusionista. Cada rincón revela un tesoro artístico, desde retablos y esculturas hasta puertas platerescas y bóvedas pintadas.
Sala de Tapices
Uno de los momentos más impresionantes de la visita es la Sala de Tapices, que conserva parte de la extraordinaria serie diseñada por Rubens.
Sala Capitular
También se accede al Coro, con sus treinta y tres sitiales de madera, y a la Sala Capitular, donde se encuentran esculturas de Pedro de Mena del siglo XVII.
Salón de Reyes
En el Salón de Reyes cuelgan retratos de la familia real española, reforzando el vínculo histórico del monasterio con la monarquía.
Pintura flamenca, española e italiana
En la parte final del recorrido se visitan dos salas dedicadas a la pintura europea: una con obras de maestros flamencos como Pieter de Bruegel, y otra con artistas españoles e italianos como Zurbarán y Tiziano.
El Huerto
A través de las celosías, los visitantes pueden asomarse al huerto del convento, donde las religiosas cultivan flores y hortalizas, un detalle sencillo que recuerda la vida cotidiana del monasterio.
La iglesia
Aunque el recorrido guiado no incluye la iglesia, es posible acceder a ella durante la misa, que se celebra cada tarde de 18:30 a 20:00.
La iglesia, de estilo renacentista, alberga el retablo mayor de Gaspar Becerra y otras piezas de gran valor artístico. Es un espacio que combina belleza y recogimiento, perfecto para cerrar la experiencia con un momento de silencio.
Datos de Interés
|
![]() |