Posada del Peine en la calle Postas

La Posada del Peine el hotel más antiguo de Madrid

Caminando por la calle de Postas nos encontramos con el hotel más antiguo de Madrid, la Posada del Peine, fundada en 1610 por Juan Posadas. A pesar de su antigüedad, la Posada del Peine es un hotel moderno que ha sido renovado conservando el encanto de cuando se inauguró. Alojarse en la Posada del Peine es como vivir un día la historia de Madrid.

Una de las cosas que llama la atención es su nombre. Las habitaciones más lujosas tenían balcones que daban a la calle, pero las más modestas no tenían ni ventanas. Pero en todas las habitaciones los huéspedes encontraban un detalle, un peine al lado del aguamanil, eso sí atado a una cuerda para que no lo robaran. Este interesante detalle hizo que al alojamiento lo comenzaran a llamar la Posada del Peine, nombre que mantiene en la actualidad.

¿Dónde está la Posada del Peine?

La Posada del Peine se encuentra en el número 17 de la calle de las Postas, muy cerquita de la Puerta del Sol y de la Plaza Mayor.

 

La presencia del peine en cada una de sus estancias hizo que la llamaran así, pero debido a que la mayoría de sus clientes eran de paso y no muy moderados, el ruido que producían, tanto de día como de noche, sirvió para que se comparara cualquier situación, hecho o lugar caótico con la Posada del Peine.

Calle de Postas Madrid
La Posada del Peine

Historia de la Posada del Peine

En sus más de cuatrocientos años de historia ha visto pasar por sus habitaciones a todo tipo de huéspedes, algunos tan importantes como la viuda de Gustavo Adolfo Bécquer, Casta Esteban, o el pintor José Gutiérrez Solana y su fama fue tal que se menciona en «Fortunata y Jacinta«, de Pérez Galdós o en la saga del Capitán Alatriste. La posada fue también testigo del discurso de Camilo José Cela en su ingreso en la Academia de la Lengua.

La historia de este lugar comienza a escribirse en 1610 cuando Juan Posadas decide abrir una casa en la calle Vicario Viejo, hoy sería la calle Marqués Viudo de Pontejos, para dar alojamiento a los forasteros que andaban de paso por Madrid.

Al principio, no se exigía ninguna identificación, no se pedían credenciales, y a los huéspedes ni siquiera se les preguntaba su nombre. En su lugar, sólo se pedía el dinero necesario para disfrutar de una cama y una manta durante las gélidas noches madrileñas. Poco a poco empezó a tomar forma la creencia de que todo aquel que pudiera pagar y tuviera algo que ocultar sabría dónde acudir en caso de emergencia. Esto se debía a la imposibilidad de determinar quién debía ser denunciado en caso de que las autoridades lo requirieran.

La humilde posada fue ganando fama y prestigio. En el año 1797 es adquirida por los hermanos Espino que compran la casa contigua para hacer una ampliación.

El negocio funciona bien y en el año 1891 se amplía otra vez con el edificio de la calle Postas 17. Esta remodelación concluye un año después con la instalación en su fachada de un templete con un reloj para rememorar el 400 aniversario del descubrimiento de América. En esta época la posada llegó a tener 150 habitaciones.

La posada cerró en 1960 y después de cuatro décadas la cadena de hoteles Petit Palace la volvió a abrir en 2006, realizando una gran reforma para convertirla en un hotel de cuatro estrellas.

En la actualidad solo se han conservan las fachadas de los tres edificios originales, en las que todavía se puede ver escrito su nombre, el reloj de la fachada, el pavimento de la entrada y la escalera principal, de madera de pino. Suficiente para recordar a uno de los locales de hospedaje más importantes de la historia de Madrid.

Escalera interior de la Posada del Peine

Las leyendas de la Posada del Peine

Como es de imaginar, un establecimiento con tanta historia como éste ha dado lugar a muchos rumores y comentarios. El más recordado es el que tenía que ver con la habitación 126.

Según cuentan la habitación 126 tenía un armario que conectaba con un pasadizo secreto a otra estancia oculta. Esta habitación secreta se podría haber utilizado para esconder artículos de contrabando, a fugitivos o para realizar reuniones clandestinas.

Existe otra leyenda y como no cabe duda que con tantos años alguien se ha tenido que encontrar algún fantasma allí.

Se cuenta que una camarera del hotel vio deambular de noche por los pasillos a una mujer vestida de negro, esta afirmación la confirmó un huesped que también vio a la misma mujer en otra ocasión.

En la actualidad la Posada del Peine luce su mejor versión, y es sin duda, uno de los alojamientos más exclusivos y solicitados por el turismo de lujo que viene a visitar Madrid para conocer su historia y sus costumbres.

Si tienes pensado viajar a Madrid y no tienes todavía alojamiento, este hotel te va a impresionar.

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